Historia del grupo literario Magenta

Al principio nos reuníamos los domingos.

Contrario a lo que muchos piensan, Magenta no nació en las aulas de la Universidad de Piura. Magenta surgió libre y espontáneamente, una tarde del otoño de 2005, en la heladería Venecia; cuando un profesor de literatura, Manuel Prendes; y dos estudiantes, María José Barba y yo, decidimos escapar del rigor académico para conversar a nuestro antojo sobre literatura.

Recuerdo bien cuando Manuel Prendes1 me propuso la idea: “Sería interesante reunirnos para comentar los libros que nos gustan. Yo lo hacía en Oviedo con un puñado de amigos y, así, sin darnos cuenta, pasamos 4 años de reunión en reunión”.

Los integrantes del grupo, circa 2005

Instituimos las tardes de los domingos para encontrarnos. No recuerdo ya a quien se le ocurrió proponer el lugar, pero sí recuerdo que en nuestras primeras reuniones hablamos sobre Augusto Monterroso, Gustavo Adolfo Bécquer y, uno de los favoritos de Manuel, Enrique Jardiel Poncela. Como la tertulia resultaba amena, pronto invitamos a algunos amigos que teníamos en común. Así fue como se volvieron habituales Angel Hoyos y Luis Gil, quienes aportaron nuevos temas a nuestra tertulia dominical. Con Angel abordamos la literatura fantástica y, con Luis, la lírica clásica.

De pronto, nos dimos cuenta de que aquello era cosa seria. Habíamos formado ya un grupo literario. No sólo hablábamos de los libros que nos gustaban, sino que habíamos empezado a compartir nuestras creaciones y las comentábamos con esmero. Después, se hizo inevitable esbozar proyectos comunes. Y así nació la idea de lanzar un boletín para exponer nuestros trabajos (cuentos y poesías) a una comunidad pequeña de amigos y compañeros de estudios.

Tendría que decir que el proyecto se inspiró en la revista Tacreli, del grupo de creación literario propio de la UDEP, que por entonces ya había distribuido su primer número, en 2004. Sin embargo, quisimos marcar algunas diferencias frente a esta publicación. Primero, propusimos que nuestro boletín fuese más sencillo, para priorizar la periodicidad y afrontar los costos de la impresión nosotros mismos. Segundo, decidimos que éste debía ser gratuito para que llegue a la mayor cantidad de personas.

Así nació el boletín Magenta, que su primer número, distribuido el miércoles 15 de junio de 2005, era sólo una hoja fotocopiada por un solo lado. Imprimimos 250 ejemplares, nada más. Pero los distribuimos prometiendo una periodicidad quincenal. Manuel conmemoró el nacimiento de Magenta con un prólogo en la segunda edición: “…Ten por cierto que volverás a encontrarnos con frecuencia. (…) Confiamos sin embargo en que, al final, lo ligero permanece. O, si desaparece, tiene la gentileza de no dejar pesadas ruinas de por medio”.

Se escribe Magenta.

Sobre el origen del nombre no puedo evitar la controversia. En numerosas entrevistas, la inevitable pregunta “¿Y por qué le pusieron Magenta?”, siempre ha dado pie a largas discusiones. Y es que cada miembro del grupo tiene una versión particular del asunto. La mía es la más simple y la menos emocionante de todas: hicimos una lluvia de ideas, el nombre salió por ahí, lo sometimos a una encuesta pública y quedó. Sin embargo, algunos añaden que Magenta conmemora una antigua batalla en Italia2. Otros integrantes sostienen que el nombre proviene de uno de los cuatro colores básicos del diseño gráfico, razón por la cual, con la elección, estaríamos poniendo en manifiesto nuestro principio de simplicidad. Incluso, hasta una señorita ajena al grupo reclama créditos por el nombre3. Según ella, la palabra Magenta fue sugerida por ella misma pues, como pintora, el magenta era su color preferido.

En fin, lo importante de aquellos días era que teníamos ya un boletín literario que había pasado la barrera de los dos números (que es donde la mayoría de publicaciones fracasa). Y no sólo eso. ¡Teníamos un blog!4 Lo cual era toda una sensación, porque en ese entonces ninguna publicación literaria en Piura contaba con una versión electrónica.

Con los números poco a poco nos fuimos haciendo conocidos. Y así, empezamos a recibir y publicar colaboraciones de escritores que no pertenecían al grupo, razón por la cual nuestras reuniones cada vez se hicieron más largas. No sólo hablábamos de los libros que nos gustaban y compartíamos nuestros trabajos; también leíamos lo que la gente nos enviaba y tomábamos las decisiones de la publicación en algo que posteriormente llamamos “Consejo editorial”5.

A mediados de agosto de 2005, con 5 números publicados, el grupo sufrió algunos cambios. Para empezar, recibíamos a Víctor Palacios Cruz como nuevo integrante, convencidos de sus dotes literarias. Pero también lamentábamos la partida de María José Barba que había tomado la decisión de mudarse de ciudad.

El resto del año transcurrió sin mayor novedad. Sí, es verdad que cambiamos el diseño del blog y del boletín dos veces, aumentamos nuestra tirada a 500 ejemplares y empezamos a publicar a dos caras. (¿Crédito de la fotocopiadora? una tienda, perdida ya en el tiempo, en el centro comercial El algarrobo). Sin embargo, nuestra vida como grupo literario siguió más o menos igual hasta que…

Cumplimos un año.

Fue casi sin darnos cuenta, tal como lo había augurado Manuel. Para celebrar decidimos organizar nuestro primer recital, el cual se llevó a cabo el jueves 15 de junio de 2006, en un salón de la Escuela Técnica de la Universidad de Piura. Para la fecha, nos vestimos de gala e invitamos a varios colaboradores del boletín a leer sus textos junto a nosotros6. Entre ellos, merece una mención especial Alexia Lama, que se robó la noche con una perturbadora interpretación de su poema Soc Alex. Simplemente de antología.

Los integrantes de Magenta posan con algunos colaboradores luego del recital por el primer aniversario (2006)

A partir de esa fecha dejamos de publicar Magenta de forma bisemanal y tentamos una edición mensual. Queríamos priorizar el crecimiento del boletín. Por ello, el número correspondiente a la edición de aniversario, apareció impreso en offset a 4 caras y con portada de color. ¿Número de ejemplares? 1000.

Por otro lado, en aquellas fechas surgió una propuesta que se convertiría primero en nuestra mayor esperanza y luego en la más grande desilusión. En el despacho de la dirección del diario El Tiempo, nos ofrecieron una página en el suplemento dominical para que publiquemos, como grupo, un resumen de nuestro boletín. Al espacio, a falta de creatividad, le denominamos “Domingo Magenta” (aunque también se barajó la posibilidad de llamarlo “Cyan” o “La hermanita de Magenta”). Pero éste fue cancelado dos meses después por diferencias irreconciliables con algunos miembros del periódico, quienes exigieron, primero, el control pleno de la página y, luego, un veto para la poesía.

El fin del año 2006, sin embargo, resultó ser auspicioso. Primero, porque en noviembre ofrecimos el recital Letras + Música en un bar (ya desaparecido) llamado Bloom Moon. El evento tuvo una gran acogida (hasta los carteles, los llamados “Giles” que exhibían el rostro de Luis Gil, fueron estrellas de la noche al venderse por S/. 1.00 y ser autografiados a diestra y siniestra). Por otro lado, el segundo hecho importante de aquel año fue que, gracias al buen contacto que conseguimos con una nueva editorial (Pluma Libre) y con su director (Gerardo Temoche), surgió la idea de publicar un libro antología que recogería los mejores trabajos publicados en Magenta.

Afiche del recital "Letras + Música". Los carteles pasarían a la posteridad con el nombre de "Los Giles"

El libro se llamó “Ladran los perros” y salió a la luz en febrero de 2007. Para entonces el grupo tenía dos nuevos integrantes: Claudia Lucía Sandoval y el joven Fernando Barranzuela, que ya nos había deleitado con poemas como “Agua”, el cual abrió la antología.

Ladran, Sancho.

El nombre del libro también estuvo sujeto a controversias. Por un lado hay quienes defienden la postura de que sólo se trataba de una frase quijotesca. Pero lo cierto es que fue una decisión contestataria. Ahora que lo pienso, quizá fue un exceso de parte nuestra. Y es que, con la frase “Ladran los perros… es señal de que avanzamos”, pretendimos responder a un conjunto de escritores que se habían tomado el trabajo de publicarnos un manifiesto a todas luces hostil.

Podría escribir una historia aparte sobre el tema, pero trataré de abreviar en lo posible. El mencionado manifiesto fue una respuesta al editorial del número 25 de Magenta, donde expresábamos nuestro anhelo de renovar la literatura de Piura: “…postulamos que ya se debería dejar de lado el cliché -la harto conocida estampa piurana- si no ha de ser para aportar ideas nuevas a un género tan alicaído y añejo como la mismísima arena de Piura”; palabras que no le cayeron nada bien, principalmente a los escritores más tradicionalistas.

Tras el mencionado manifiesto nos ganamos una serie de adjetivos muy despectivos que nada tenían que ver con nuestra labor literaria; razón por la cual, en números posteriores, nos dedicamos a resaltar nuestros principios de independencia y nuestro carácter apolítico

En febrero del 2007 fuimos invitados a la Feria del libro de Trujillo, donde expusimos “Ladran los perros” e hicimos algunos recitales gratuitos en la Plazuela del recreo y en la misma Plaza Mayor de la ciudad. Posteriormente presentaríamos el libro en Piura, en el salón de actos de la Municipalidad Provincial.

Angel Hoyos, Luis Gil, Josué Aguirre y Fernando Barranzuela tras la presentación de "Ladran los perros" en la Municipalidad de Piura

Ese año nos volvimos fanáticos de los recitales. Ofrecimos uno en marzo, acompañados por la orquestina de la Universidad de Piura, para dar la bienvenida a los estudiantes de la UDEP en su primer día de clases. Después, en junio, celebramos otro en el auditorio principal de la misma casa de estudio, para conmemorar nuestro segundo aniversario. En aquella ceremonia contamos con la presencia de Genaro Maza y Ricardo Musse, así como un pequeño concierto de guitarras a cargo de Néstor Quiñones y Eduardo González. Finalmente, en noviembre cerramos con la segunda edición de Letras + Música con cierto éxito. Cierto es un decir, pues no nos alcanzó para superar la puesta en escena del año anterior.

Por aquel entonces, el boletín Magenta ya contaba con algunas secciones fijas. A parte del espacio disponible para narrativa y poesía, tenía un editorial y una sección de reseña denominada “El broche de oro”. Pero íbamos por más. Por eso, en diciembre decidimos sacar un número de depósito legal, ampliar la edición de 4 a 8 páginas e incluir dos apartados nuevos: uno de humor gráfico denominado “El manchón” y otro informativo, el cual pasó a llamarse, sin más, “Agenda cultural”.

El boletín Magenta salió, entonces, por primera vez en una versión encuadernada. Lo cual, en referencia a unas antiguas declaraciones de Angel Hoyos7, pasó a ser conocido como la era de “Magenta con grapa”.

Con grapa.

Ejemplar número 36 del boletín

Pero los asuntos materiales no fueron las únicas novedades de este periodo. Durante el 2007, Magenta empezó a recibir importantes colaboraciones. De ese modo, destinamos varias páginas del boletín (que por una breve temporada osó llamarse “revista”) para publicar a escritores de la talla de Víctor Borrero, Julio Carmona, Genaro Maza, Leonardo Aguirre, entre muchos otros; no sólo peruanos sino extranjeros (puesto que distribuíamos el boletín en Piura, Chiclayo, Trujillo y Lima y, a través de contactos, llegaba con regularidad a España y Argentina).

A nivel de grupo también tuvimos sucesos importantes. Primero, ingresaron a nuestras filas los escritores José Gabriel Sandoval, Ricardo Musse y Eduardo Valdivia. Con lo cual, en 2007 llegamos a ser nueve (pudiendo ser más de diez, porque a nuestras reuniones se sumó un apasionado Alex Rugel, que tan solo nos acompañó por dos ediciones y un itinerante Héctor Gómez, que pasaba de visita por Perú desde España). Otro hecho trascendente en el grupo fue que tres integrantes publicamos nuestro primer libro de cuentos: Angel Hoyos (Espectador invisible), José Gabriel Sandoval (La ciudad tronadora percutora) y yo (Galletitas de limón).

Angel Hoyos, Luis Gil, Josué Aguirre y Eduardo Valdivia en una clásica reunión en 2007

2007, En resumidas cuentas, fue el año dorado de Magenta. Y, en honor a la verdad, debo decir que muchos de los grandes cambios ocurridos en ese periodo se los debemos a los nuevos integrantes que, con ideas frescas y distintas perspectivas, nos empujaron a tentar nuevos horizontes. Así, aquel 2007 nos convertimos formalmente en una asociación civil sin fines de lucro. Y, de la misma forma, nos replanteamos nuestro público y nuestros puntos de distribución.

Auspiciadores y gestores

La mayor parte del costo del boletín Magenta era asumido por los miembros del grupo. Sin embargo, había un pequeño espacio para anuncios que usualmente nos ayudaban a afrontar cada edición. Así pues era común ver allí a nuestros auspiciadores: Librería Revín, Art Rock (un simpático bar que desapareció cuando se incendió el centro comercial "Las rejas"), el ICPNA-RG y la Alianza Francesa de Piura, entre otros.

Debo también resaltar el trabajo de diseño, que fue toda una hazaña de Angel Hoyos. A saber que el boletín no se acomodaba a una simple plantilla (en especial la sección de poesía), razón por la cual todas las ediciones demandaban un intenso trabajo de maquetación. Y como tampoco queríamos tomar sin permiso imágenes de internet, como se estilaba hacer, la labor de fotógrafos la asumimos Angel y yo.

El "destete".

Mucha gente piensa que decidimos dejar de distribuir Magenta en la Universidad de Piura (como lo habíamos estado haciendo desde nuestros inicios) por algún problema con aquella institución, basándose en ciertas observaciones que nos hicieron autoridades académicas. De ese modo, tras la supuesta separación, algunos se aventuraron en hablar de un “destete”. Pero lo cierto es que aquello es una versión un poco incompleta. Digo esto, en primer lugar, porque la UDEP nunca fue nuestra “mamá”. Y, en segundo lugar, porque la principal razón por la que decidimos dejar de distribuir Magenta en aquella institución se debía a un cambio de estrategia. Queríamos dejar de apuntar a un público netamente estudiantil y, más bien, decidimos enfocarnos en una lectoría más grande y variada. De ese modo, no sólo dejamos de distribuir en la UDEP. También dejamos de repartir el boletín en otras universidades como en la Universidad Nacional de Piura (Magenta se encontraba en el centro federado de educación) y en la Universidad Cesar Vallejo (a través de la fotocopiadora del edificio principal). 

Nos concentramos, entonces, en distribuir el boletín en centros culturales, librerías, bares y cafés. Para este nuevo fin mandamos a hacer unos dispensadores a la medida del boletín (¿dónde estarán?). Recuerdo que eran dos: uno estaba en el antiguo Crisol, en el centro comercial Plaza del Sol, el otro lo usábamos en nuestros eventos. 

En 2008 con mucho entusiasmo decidimos crear el premio “Escarabajo de oro”, mediante la siguiente premisa: “El galardón representará un reconocimiento público a los colaboradores más destacados que hayan participado durante el último año (2007-2008) de la publicación”. El premio sería entregado meses después, en nuestro recital de aniversario, el jueves 19 de junio de 2008 en la Alianza Francesa. Aquella vez retribuimos a los escritores Víctor Borrero y a Pedro Espinoza.

La concurrencia al recital minutos antes de que se inicie

Junto con el escritor Víctor Borrero Vargas

La ceremonia fue la más emotiva de todas. Víctor Borrero, delicado de salud8, recibió conmovido el premio en su propia casa (hecho que fue transmitido por video en el lugar donde se desarrollaba el evento). Y Pedro Espinoza, que había viajado desde Lima especialmente para recibir la condecoración, se animó a leernos algunas prosas entre las que destaco “Pintura con actores”. Fue un recital magnífico. Empezamos tarde, pero tuvimos un lleno total. Nos acompañó una banda de Jazz que amenizó muy bien. Servimos café gratis, regalamos libros. El evento duró hasta la madrugada. Luego de aquella ceremonia, nada volvió a ser igual.

El declive

Lo que vino después del recital fue el declive del grupo. A estas alturas del 2008, ya habían partido, buscando nuevos rumbos, Claudia Lucía Sandoval, Eduardo Valdivia, Ricardo Musse y Fernando Barranzuela. Y aunque los que permanecimos emprendimos diferentes proyectos como organizar un coloquio, un concurso de cuento para niños, presentarnos en una feria del libro de un colegio de Piura y hasta lanzar un número erótico; para fines del 2008 la publicación agonizaba.

Cierto es que nos entusiasmó la llegada al grupo de los escritores Gerardo Temoche y José Lalupú; a quienes sometimos a un extrañísimo rito de iniciación9. Sin embargo, las circunstancias laborales de todos los integrantes obstaculizaban nuestras reuniones. Eran tiempos difíciles. De pronto, nos habíamos dado cuenta de que teníamos una publicación demasiado grande y compleja para mantenerla en nuestro cada vez más escaso tiempo libre.

Luchamos contra la desaparición. Nos esforzamos. Incluso organizamos un taller literario gratuito llamado “Dédalo y su laberinto”. Pero al margen del éxito de esta actividad, la publicación estaba sumida en una crisis irremediable. Apenas disponíamos de tiempo, dinero y material para salvarle la vida a Magenta, mes tras mes. Y así, cansados de sacar números “de emergencia”, finalmente decidimos ponerle fin a la publicación en un emotivo recital de despedida realizado el jueves 18 de junio de 2009, en la Alianza Francesa. Aquella vez nos acompañó un dueto de violín que, ante las circunstancias, parecía haber escogido las piezas más tristes de su repertorio. “¿Oye, esa no es la melodía que tocaban los músicos cuando el Titanic se hundía?”, preguntaron por ahí.

La idea original era suspender la publicación en papel, pero continuar organizando las actividades culturales a las que veníamos acostumbrados10. Sin embargo, sin la excusa de hablar del boletín, cada vez nos distanciamos más hasta que finalmente los meses pasaron y los planes quedaron sólo en la buena intención.

El último regreso.

A principios de 2011 surgió la idea de publicar una segunda antología o antología final. El proyecto tomó forma bajo el título "Restos de batalla". Sin embargo, aunque se hizo una selección de textos e incluso hubo un diseño de portada en el que el grupo posaba con uniforme militar, el asunto no vio la luz por problemas de financiación y por la subsiguiente disolución de la editorial que se iba a encargar de la publicación.

La última reunión del grupo, setiembre de 2012

También fue prometedor el intento reciente de resucitar el boletín, a manos de los entusiastas Angel Hoyos, Manuel Prendes, José Gabriel Sandoval, Víctor Palacios Cruz y quien escribe. Tanto así que las ediciones del 51 al 63 (2011-2012) ofrecieron una breve impresión de continuidad. Sin embargo, con el tiempo descubrimos que esa publicación ya no era aquel Magenta de antaño. Podía tener el mismo nombre y las mismas firmas, pero no tenía ya la misma esencia. Con lo cual, casi sin darnos cuenta, el boletín volvió a dejar de circular. Y lo hizo como bien lo había avizorado Manuel en su editorial de 2005: desapareció con la gentileza de no dejar pesadas ruinas de por medio.

Josué Aguirre, 25 de enero de 2013


Fuimos miembros alguna vez (orden alfabético): 

Josué Aguirre
María José Barba
Fernando Barranzuela
Luis Gil
Héctor Gómez
Angel Hoyos
José Lalupú
Ricardo Musse 
Víctor H. Palacios Cruz
Manuel Prendes 
Alexander Rugel 
Claudia Lucía Sandoval
José Gabriel Sandoval
Gerardo Temoche
Eduardo Valdivia


Notas:

1. Considero que Manuel Prendes es el verdadero fundador del grupo.
2. Batalla de la Segunda Guerra de la Independencia Italiana, precisamente desarrollada en junio de 1859
3. No es un dato que considere estrictamente relevante pero sí anecdótico.
4. Gentemagenta.blogspot.com, Inaugurado el 7 de junio de 2005.
5. En un principio, los integrantes firmaban como “responsables”. A partir del número 11 se denominan a sí mismos como “Consejo editorial”
6. Los recitales comunitarios siempre fueron una característica inherente del grupo.
7. Angel Hoyos fue entrevistado en octubre de 2007 por un estudiante de periodismo, el cual le preguntó acerca del futuro del boletín. Angel le respondió entre risas que le gustaría que Magenta tenga grapa.
8. Por desgracia, el autor fallecería en noviembre de ese mismo año. En el siguiente link se puede ver una nota de Miguel Godos Curay en la que se hace referencia al suceso.
9. Descrito en un pergamino ceremonial que se extravió con el tiempo.
10. En realidad, el único evento que organizamos luego fue un ciclo de cine llamado “El escritor y sus problemas”, el cual apenas pudo concluirse de una forma decente.

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