Afeitarse con navaja


Afeitarse con navaja no tiene sentido. El resultado siempre va a ser inferior al de la prestobarba o rastrillo. Así que no hay motivo para usarla a diario, salvo para delinear o dar forma a la barba. De hecho, dejo una recomendación personal: si quieres un afeitado de calidad y rápido mi máquina favorita es la Gillette Mach 3 que, además de ser relativamente económica, dura poco más de 3 meses.

Ahora bien, ¿por qué tras lo dicho a veces me afeito con navaja? Porque creo que es una manera de probarme a mí mismo. Rasurarse con navaja es, en primer lugar, un ejercicio de paciencia y meticulosidad. Lo que la prestobarba hace en tres minutos, la navaja lo hace en media hora y nunca es tan fácil como dar una larga rastrillada, a menos que no tengas amor propio. Al menor desliz la navaja te puede hacer un corte que te dejará una cicatriz de por vida. 

En segundo lugar, la navaja requiere mucha fuerza de voluntad. Cada movimiento requiere planeación y una ejecución limpia. Con la navaja no puedes repasar 10 veces la misma zona como con la prestobarba. Cada pasada más dolorosa que la anterior y no hay mucho espacio (ni piel) para el error. 

Por último, la navaja produce una gran irritación. No puedes simplemente afeitarte y luego salir a la calle. Eso es una infección asegurada. Por el contrario, tienes que organizar tu día de tal forma que, tras el proceso, tu piel se reponga por lo menos una media hora, en reposo, tratándola con bálsamo y cremas hidratantes. De modo que, en tercer lugar, afeitarse con navaja también es un ejercicio de autocuidado y amor propio.

No te afeites con navaja. No lo hagas si no tienes paciencia, fuerza de voluntad y amor propio. Mejor usa una prestobarba, que es mucho más eficiente y da mejores acabados. Mas si estás dispuesto abrazar el riesgo y el dolor y en ello encuentras una recompensa espiritual... Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!

Comentarios

Entradas populares