Con los crespos hechos

Me encuentro vendiendo cosas de cara a la mudanza. Las voy publicando de a pocos en Marketplace, con paciencia y buen humor. No puedo ofrecer todo de golpe porque primero, tengo que trabajar y no tengo la disponibilidad de responder a 300 personas preguntando boludeces como "¿está disponible?" cuando obviamente el anuncio está activo; y segundo, porque debo ser estratégico. No puedo vender mi cama o la refri si aún tengo que vivir acá hasta diciembre. Debo ofrecer, primero, lo más prescindible. 

El famoso rizador.

Por ejemplo, esta semana tocó vender un rizador de cabello que dejó Paty. La verdad no entiendo para qué la gente necesita un rizador de cabello, pero aparentemente es algo muy cotizado. Lo supe porque tan pronto puse el anuncio me escribieron varias personas. Esto podría ser una buena noticia. Pero, por algún motivo, ninguna de las interesadas estaba dispuesta a venir por él, como normalmente ocurre con otros objetos.

Pasaron los días entre que me preguntaban "dónde se retira" y luego les parecía muy lejos o estaban muy ocupadas. Hasta que en una de esas me escribió una señora que trabajaba en bajo Flores, que es una zona relativamente cercana y se me ocurrió que, como tenía que hacer unas gestiones al día siguiente, podría aprovechar y llevarle el rizador a su trabajo. En principio ella me dijo que estaba bien. Sin embargo, cuando acabé de hacer mis trámites, vi mi celular y me encontré con un mensaje de la interesada que me decía que no iba a poder, que lo dejáramos para más adelante. 

"Bueno", me dije. "Por lo menos no me hizo caminar en vano". Decidí ir por un café. Ya más tranquilo vi que tenía a otra persona consultando por el rizador. Me preguntaba dónde lo entregaba, que ella estaba en Flores. Yo, pensando que era una serendipia, le propuse "qué casualidad estoy cerca de Flores y tengo el rizador conmigo. ¿Dónde te encuentro?" Ella me contestó que estaba por la estación San Pedrito. Yo le propuse darle el encuentro allá y, si bien no obtuve respuesta, decidí aprovechar la oportunidad. Ya no tenía nada qué hacer y había paseado el rizador toda la mañana.

Caminé media hora a la estación, sin noticia de la interesada. La esperé 40 minutos. Nada. Le recomendé muy amablemente que aprovechara la oportunidad, ya que otro día no iba a poder acercarme a la zona. Nada. Entonces me regresé a casa. No sé si entonces debí escribir o no pero considero que fui amable en decir: "¿Qué pasó? Estaba en la estación. Si no podías, me decías que no y listo. Era tener un poco de consideración. Buen día". Y la tarada me responde (ahora sí, inmediatamente): "Nadie te dijo que vayas allá. Yo estoy trabajando en Vicente López. Te falta comprensión lectora. La próxima tú ten consideración". Me bloqueó.

No sé qué nivel de comprensión lectora se debe tener para inferir que al decirme "estoy por la estación San Pedrito", en realidad se refería a que estaba al otro lado de la ciudad. No sé. La cuestión es que, al final, el que fue a hacer el favor perdió el tiempo y acabó siendo bloqueado. Como dije en broma después: "me quedé con los crespos hechos". 

Ahora bien, la verdadera serendipia se dió al día siguiente, mientras tomaba desayuno. En ese momento me escribió otra señora interesada en el rizador. Le respondí que estaba en Caballito. Ella me contestó que le quedaba lejos. Por un momento pensé que no diría nada más. Pero me equivoqué. A continuación me dijo que enviaría a un repartidor a recoger el rizador, que le dé mi alias del banco y que me depositaría en el acto. El proceso fue tan rápido que ni siquiera terminé de tomar desayuno cuando entregué el aparato. Es más, tuve que hacer esperar al repartidor porque no recordaba dónde lo había metido después de la trastada del día anterior. Finalmente la interesada recibió su rizador y a continuación me escribió agradeciéndome con un emoji de corazón.

Moraleja: cuando las cosas no funcionan, los culpables sobran. Pero resulta que la mayor parte del tiempo, el problema no son los errores sino la falta de soluciones. Cuando encuentras a una persona que realmente se interesa en lo que le ofreces hará que las cosas fluyan de tal forma que a menudo te cogerán desprevenido. Esto aplica desde negocios hasta en el amor.

Comentarios

  1. Buena historia, y muy contemporánea en latinoamerica. Llegué a pensar que sólo en mi ciudad, en mi país la gente era informal y absurda en market place de FB, pero ya me demostraste que no. Me pregunto si en Noruega, algún sujeto intenta vender un celular de segunda mano, lo citan en un centro comercial para dejarlo plantado. O si en esos lugares pongan Gratis al precio de sus productos o respondan los comentarios para decir manda inbox y te doy el precio.

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