Alguien va a caer


Lo más penoso del caso Castillo es que, si se descubre su red de corrupción (como parece ser), tendremos a los fujimoristas hinchándose el pecho, gritándole a los cuatro vientos que siempre tuvieron la razón, que nunca dejaron de marchar y que, por tanto, son héroes de la nueva patria y raíz cuadrada de dos. Quizá algunos caigan en ese juego. Probablemente será así si no tienen las cosas claras. Los fujimoristas lo único que hicieron en el transcurso de este penoso gobierno ha sido reclamar sin fundamentos que ha habido un fraude electoral y que el gobierno de Castillo es ilegítimo. Cosa que, se demostró (repetidamente), no es cierta. De allí los fujis se han contentado con hacer pactos por lo bajo, defendiendo sus propios intereses, sabiendo que su supuesta denuncia no puede avanzar sin encontrar coincidencias con los crímenes de su líder, la señora K, que también está siendo procesada por cosas muy similares a las que ahora le imputan a Pedro Castillo. En resumen: ¿Debemos por ello disculpar a nuestro presidente? No. Debemos exigir que se hagan todas las investigaciones y que responda por sus acciones. Y si tiene que dejar el cargo que lo deje por las razones correctas, no por la asquerosa lucha de poder que promueve el fujimorismo, que no tiene como fin el país sino, únicamente, salvarse del calabozo.

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