Noviembre de 2007


Noviembre de 2007. Recuerdo que por aquel entonces iba de gira, en un viaje liberador en el que recorrí cuatro ciudades en poco más de una semana. En la foto estaba en un antro perdido en Chiclayo, con Angel. Era el único lugar que nos dio luz un domingo de noche: un bar de poca monta, de suelo pegajoso, música tropical; olor a pichi, tabaco y romances clandestinos. La verdad es que por aquel tiempo no nos incomodaban esas cosas. Vivíamos rápido. Sin miedo. Sin arrepentimientos. No obstante, había una duda que asaltaba todas nuestras conversaciones y que acaparaba la cuota filosófica del momento: "¿Qué será de nuestra vida en 10 años?" Deben haber sido innumerables las respuestas que enarbolamos por aquel entonces con un vaso de cerveza, una copa de vino o una taza de café. Sin embargo, todas y cada una de aquellas tenían un común denominador; un "no sé" que nos atormentaba y que a menudo paleábamos con un improvisado carpe diem.

Los años han pasado y con el transcurrir del tiempo he llegado a comprender que tenía una visión muy presentista; una concepción que me impedía sostener cualquier plan a futuro. Y esto lo descubrí cuando me di cuenta de que, para saber qué iba a hacer mañana, no necesitaba una bola de cristal, sino tan solo avanzar en una dirección. Y esto no tiene nada de charlatanería de superación, ni de pensamiento mágico. Es tan sencillo como asegurarse de poder hacer en el futuro las cosas que amamos en el presente. Cuando pensamos así, no solo ponemos todo de nuestra parte para procurar que así sea, sino que poco a poco los caminos empiezan a abrirse.

Ahora, yo sé que es imposible volver al pasado para responderme a mí mismo. No obstante hoy, por fortuna, tengo la posibilidad de llegar a ti, que quizá estés atravesando por una situación similar. A ti te puedo decir que la respuesta al futuro siempre va a ser: "Con algo de voluntad, tu vida será lo que tú quieres que sea”. Puede que no de la forma que esperas, puesto que que todo camino está plagado de accidentes y eso nos lleva a innumerables desvíos. Sin embargo, no son esos “giros del destino” los que deben quitarte el sueño si el objetivo lo conoces desde hoy.

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