Protesten, pero calladitos


Cuando cerraron el congreso, los parlamentarios salieron enfurecidos a regañadientes, acudieron al TC, pidieron que la gente se levante. Nadie les hizo caso. Cuando vacaron al presidente, Vizcarra se fue, no hizo reclamos y se puso a disposición de la justicia. Entonces, la mayor parte del país se opuso y se levantó a marchar. Uno puede opinar lo que sea sobre la moral de nuestros actores políticos. Pero si vivimos en una democracia y respetamos sus principios, debes ser capaz de comprender cuál hecho va acorde a la voluntad del país y cuál no. Y es que no importa si eres conservador, de derechas o tienes alguna filiación política. La democracia no se agota en las urnas: también se practica a través del derecho a la manifestación; un derecho humano que no puedes intentar rebajar con argumentos cómodos como "está bien que protesten pero calladitos para que no molesten a nadie", cuando, precisamente, la esencia de una marcha es alzar la voz e incomodar. Y eso es lo que se pretende hacer: decirle a este gobierno usurpador que el Perú no es una mercancía, que la institucionalidad se debe respetar, y que la política no es una lucha por el poder sino un servicio al país. Si tú no estás de acuerdo con esto, ya directamente aboga por otro sistema político.

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