No hay café, señor

Nuestro bien amado país, del que estamos bien orgullosos de haber nacido en esta hermosa tierra del sol, no es una nación que se distingue precisamente por su cultura cafetera. Cosa rara, sobre todo por acoger lugares como Chanchamayo, Canchaque y Villa Rica, donde se hace el mejor café del mundo.


Igual la gente toma un montón de yerbajos entre emolientes, infusiones y otras cosas que más bien parecen para fumar. Pero con el café nada de nada. De hecho, le tienen infinitos reparos: que hace daño, que da gastritis, que te tiñe los dientes, que te pone nervioso o que te da cáncer. Y dentro de toda esa difamación, en Piura agregan: "¡...y con este calor!"

Con tanta mala fama, casi nadie se preocupa por abastecer correctamente las cafeterías con esta bebida. Al rededor del 50% de veces que voy a uno de estos establecimientos (por más de que esté la palabra grandota CAFÉ por todos lados) me dicen lo de siempre, que no hay y ya. Así como: "qué ocurrencia, vaya a preguntar por café a su abuela".

De más está decir que, si hablamos de gustos, aquí muy pocas personas saben distinguir entre un café pasado y uno instantáneo. De hecho, hasta parece darles igual si en una cafetería les ponen lo que llaman "esencia" que, en realidad, es un quemado de café que puede haber estado guardado por días, semanas y meses, mezclándose continuamente entre concho y concho.

No es de extrañar, entonces, que algunos piuranos hayan optado por otro tipo de bebidas, como el señor Hoyos, que han encontrado una fórmula más nutritiva y saludable para afrontar su día a día.


¿Cultura cafetera? Nula. Uno tiene que arreglárselas solo. Nuestro país te obliga a ello en una más de sus paradojas como que, siendo uno de los principales exportadores de algodón pima, casi todos nos vestimos con ropa china de nylon y poliéster; o que, teniendo cierta producción petrolífera que abastece a países asiáticos, la gasolina que pagamos siga siendo una de las más caras de toda Latinoamérica.

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