La era dorada del Blog

La vida del blog, como fenómeno contemporáneo, tuvo un rápido apogeo y una larga agonía. Pasó de ser un soporte experimental empleado por un puñado de geeks a principios de los años 2000, a ser un medio generalizado al que nadie podía resistir. Todo esto fue, naturalmente, antes del auge de las redes sociales, el microblogging (Twitter, lo que resumía en gran medida las funciones de un verdadero blog) y los sistemas de mensajería con figuritas.

La gente cada vez quiere leer y escribir menos.

Pero no siempre fue así. En 2007 se decía, por ejemplo, que cada día se creaban 120 mil blogs. Había bitácoras de todo tipo. Había reuniones y convenciones de bloggers. Y, en el colmo de la excentricidad, hubo un grupo de entusiastas que instituyeron el 31 de agosto como el día del blog (creo que hoy nadie estaría tan orgulloso de hacer algo así por Facebook o... Whatsapp).

Por mi parte, yo descubrí la palabra "Blog" en el año 2004, cuando un profesor de literatura, interesado en que le ayude a publicar una revista literaria en Internet, se encontró con que uno de sus alumnos manejaba algo así como una página web desde la que "podía publicar a cada rato" (sic) y gratis. Recuerdo que me mostró el sitio desde una de las pocas computadoras que por ese entonces estaba conectada a la red de redes (y sin censura) dentro la UDEP. Lo que vi me pareció la cosa más desordenada del mundo: el sujeto en cuestión había subido desde recortes periodísticos hasta su avatar según South Park (era una moda de la época), pasando por imágenes de cómics y una que otra poesía medio cursilona (estaba de moda en esa época y aún hoy).

Estaban de moda los avatar de South Park. Este es el mío.

Finalmente, el profesor de literatura aquél me dijo que ése era el soporte que estaba buscando y que no importaba ni la disparidad de contenidos ni el escaso orden. Lo que debía primar para él era la rapidez y la facilidad de publicar. Así, pues, despachó mi proyecto de crear una página web tradicional y empezó a trabajar con el alumno de South Park.

Un par de años después conocí a Angel y su famoso blog "angelvisión", el cuál publicó con regularidad hasta el 2007 o 2008. La concepción de esa especie de diario personal me ayudó a entender mejor el fenómeno, comprendiendo la idea de que aquello era una suerte de página abierta (democrática, si se quiere) a la que todos podemos acceder, comentar o banear.

Ya para el año 2005 me estrené como blogger en "Magenta". Luego, me independicé con "El verduguillo". Y, en esos casi 10 años en la blogósfera (blogósfera: ese término que aprendí cuando por obligación uno tenía que sindicar su blog a un directorio tipo Perúblogs o Blogalaxia para poder ser encontrado y leído por más gente) debo decir que guardo con nostalgia los recuerdos de una era en la que la gente mantenía un blog como si fuese un perfil de facebook.

El verduguillo funcionó desde 2007 hasta 2013

Entre los años 2006 y 2008 hubo una especie de era dorada del "blogging". Todos estaban pendientes de lo que se escribía o se decía por estos lares. Era común: "'¿Has leído lo que Pedrito ha posteado ayer?' 'Sí, y de aquí voy a escribir en mi blog algo al respecto'". Y se daba. Entonces se veían y leían auténticos debates textuales de un bando y otro: las cajas de comentarios estaban atiborradas y hacían la suerte de un blog dentro de otro blog.

Por supuesto que no todo era color de rosa. Los más fresas abrían blogs que sólo eran copia y pega de videos de Enrique Iglesias y Shakira. Pero hay que considerar que por lo menos el formato del blog, en el peor de los casos, siempre te obligaba a dar una respuesta textual. No había forma de presionar un botón de like. Si te gustaba un contenido, por más vacío que fuese, había que escribirlo: "me gusta". Extraño que la gente siquiera diga eso en las redes sociales actuales.

Para reír: estuve buscando una mejor foto de mi antiguo escritorio, donde me recordaba mejor en los años del blog. Pero lo mejor que pude es esto (circa 2007).

Bueno, quizá eran otros tiempos. Yo me pongo a pensar: de repente por aquellos años la gente consumía Internet de una forma más ordenada (o más responsable, si se quiere). Solíamos conectarnos de noche, desde nuestras pesadas máquinas, dejando de lado las ocupaciones del día. Preparábamos un café y nos desvelábamos hasta altas horas dela noche. Hoy, uno entra a Internet desde su móvil en cualquier momento y lugar; a veces hasta manejando, almorzando o en plenas clases de la universidad. En consecuencia, no existe más esa atención con la que abordábamos la lectura antes.

¿Quedarán atrás los días en los que, como bloggers, no podíamos esperar llegar a casa para reportar el día a día? ¿Quedarán esos post redactados -sino borrados- como mensajes en botellas que flotan en un mar inconmensurable?

No sé. Por un lado pienso que este soporte ya no volverá a ser más un medio masivo. Pero quiero verle el lado blando: volviendo al estado larvario en el que los blogs eran sólo llevados por unos cuantos geeks, me regocijo en pensar que éste y otros proyectos se mantendrán alejados de la banalización de las redes sociales y que, por tanto, quienes encuentren estos espacios serán lectores que aprecian realmente lo que leen y que no se contentan sólo poner un like, esa respuesta automática que se regala sin abrir siquiera el link.

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