Historia de una foto

Versión final (Lightroom de por medio).

Ocurrió un domingo 8 de junio, al finalizar la cuarta edición de la Vía Recreativa 2014, en la avenida Grau de Piura. Por aquel entonces yo trabajaba haciendo notas de prensa en el área de cultura en la municipalidad (se ve que llevaba bien puesta la camiseta) y, gracias a mis gestiones, conseguí que la editorial tuviera un espacio en el evento para exponer sus obras.

El stand, aquel día (aunque, para ser sincero, las fechas subsiguientes fuimos un poco más generosos con la implementación).

Ese día en particular, habíamos improvisado un cuentacuentos en plena calle, el famoso “Historias del jañape”, el cual ya habíamos presentado en Real Plaza en mayo del mismo año, tal como se ve en la imagen.


Así pues emprendimos el regreso a mi casa para dejar las cosas. Como el camino era corto caminamos. Entonces, un poco rezagado saqué mi cámara y tomé esta foto.

Gabriel, Angel y Jonatan, de espaldas.

Entonces se me ocurrió la idea de hacer otra imagen de frente, aprovechando la perspectiva de la calle vacía. A los muchachos les encantó la idea. Alguien dijo que sería como "Los intocables", pero que debíamos aparecer los cuatro.

Yo siempre he sido un tanto desconfiado cuando tengo que prestar mi cámara, pues sé que la gente no sabe mucho de fotos y casi siempre las sacan movidas, fuera de cuadro o con un dedo en el lente. Así pues, concluí que lo mejor sería dejar la máquina en el piso y ponerle disparador automático.

Sin embargo, en ese momento, un compañero de trabajo que me veía preparando la toma se ofreció a hacer la foto. Pensé en rechazar la propuesta amablemente pero, ante el apuro de los señores Gabriel, Angel y Jonatan (quienes impacientes, cual delicadas damiselas, yacían fervientemente acalorados bajo el inclemente sol piurano y el llamado de sus más íntimas necesidades; o sea, ir a chupar al Munich) acabé por encargar mi máquina, augurando un parco resultado de los acontecimientos.

Mas no fue así (¿por qué estoy escribiendo de esta manera?) Bueno, no fue así. Dejé la cámara y, al llegar a donde estaban mis amigos vi a nuestro improvisado fotógrafo haciendo varias poses fotográficas. Plim, plam, plim. Tomó tres imágenes. El resultado fue alucinante.

La misma foto de arriba pero sin maquillaje.

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