El aburrimiento está sobrevalorado


Uno de los mejores recuerdos que me llevo de la II Feria del libro de Trujillo (al menos en el breve tiempo que estuve ahí) fue la presentación de Alonso Cueto. Presentación atípica, tengo que decir. Porque resulta que, aunque el programa indicaba que la ponencia iba a tratar sobre el estreno de la última novela del autor, Cuerpos secretos, Cueto se esforzó por salirse del libreto y optó, ante la frustración de su chaparro presentador, por hablar de su experiencia como escritor y sus ideas de la literatura.

Entre muchas de las cosas que dijo Cueto esa noche yo me he permitido destacar una frase, con la que no podría estar más de acuerdo: "El aburrimiento está sobrevalorado. La literatura debe ser esencialmente entretenida". Tras esto, el escritor explicó que la literatura siempre había sido un medio para pasar un buen rato; no obstante, en el siglo XX, el arte de la palabra adquirió un matiz extremadamente intelectual que nos ha hecho percibir los libros como algo inaccesible.

"En el siglo XIX las obras que no eran entretenidas, simplemente no trascendían. Se quedaban ahí", prosiguió Cueto. Y así, por fin, finalizó diciendo que el aburrimiento es una "moda" reciente y que él, cuando escribe, lo primero que se plantea es hacer un libro lo más entretenido posible.

Ahora bien ¿Qué quiere decir Cueto cuando usa la palabra "aburrimiento"? En primer lugar voy a interpretar lo contrario; o sea, a lo que no se refiere. Con "aburrimiento" Cueto no está aludiendo a los libros gordos, profundos y sin ilustraciones. El escritor se está refiriendo a un estilo literario parco, denso y desapasionado que muchos intelectuales aplauden para no sentirse como el rey desnudo.

Aburrimiento es la palabra valiente con la cual uno se refiere a una lectura que no produce ninguna emoción. Aburrimiento es una infección generalizada, un mal que ha contagiado a muchas generaciones y que, finalmente, nos ha hecho creer que la literatura es propiedad exclusiva de una élite intelectual que aparentemente es capaz de hallar disfrute en donde ningún otro mortal lo encuentra.

Vaya a ver si es cierto esto o no. En todo caso, lo importante es que entre otras cosas, gracias al aburrimiento, las personas hemos dejado de creer en los libros.

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