10 Km


Como todas las tardes, se subió a la máquina trotadora. Prendió la antigua radio. Abrió el balcón de su departamento. Empezó a correr. Tenía que hacer unos 10 kilómetros. Por la ventana veía la ciudad. Desde la altura silenciosa de su piso todos los movimientos urbanos parecían tranquilos y ordenados. De pronto, vio a una golondrina haciendo un riso en el aire. Imaginó que era ella y que sus plumas se ondeaban con el viento. Luego vio a un niño volando una cometa desde una azotea cercana. Entonces, se hizo la cometa; un cuerpo estático, flotante, contemplativo.

Sobre la cometa pasó una nube. La miró y tomó su posición, cubriendo la metrópoli. Entonces se permitió llover y mojar todo a su paso. Imaginó a todas las personas empapadas por su culpa. De pronto, una alarma lo hizo despertar. El único líquido que llevaba era su sudor. Tenía recorridos unos 10 kilómetros sin moverse de su sala. Sus piernas habían empezado a flaquear.

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