Huachafadas antes de navidad

Si la Municipalidad de Piura hubiera querido hacernos un favor, mejor se hubiera quedado con las ganas. Y es que la ciudad ya ha tenido bastante con los desagües colapsados y la huelga de basureros. No había motivo para terminar joder a la gente con las diarreas navideñas que expondré.

La plaza de armas: un castillo de cubos verdes fosforescentes.

Comienzo por La Plaza de Armas, que ha sido convertida en un mercadillo. Siguiendo la mala costumbre de otros años, la municipalidad cedió los jardines del recinto para que las empresas privadas embellezcan el ambiente (en otras palabras “hagan lo que les dé la gana con él”); pongan su marca por doquier y simulen algún adorno navideño de mal gusto. Como siempre, Telefónica se hizo presente con sus horrorosos colores (que no cambia ni para gustar) presentando un letrero de neón de Movistar más luminoso que su mismísima contribución a la ciudadanía. Y, por cierto ¿qué fue aquello? Hasta ahora no lo descifro, creo que se trata de un castillo de cubos verdes fosforescentes y azules marino que nada tienen que ver con las fiestas.

¿Qué es esto?

Pero lo que sigue no tiene nombre. Quien lo hizo tampoco. Y eso simplemente porque el responsable no le puso firma a su delito. Me refiero a un árbol de navidad en forma de embudos azules que, sin más gracia que unas luces de 100 x cinco soles desparramadas a la maldita sea, se exhibe a luz de foco por todo lo alto.

Ahora bien, no quiero decir con esto que toda la decoración en la Plaza de Armas es un esperpento. Hay otros trabajos en los dos jardines restantes que son dignos de mirar. El problema es que éstos no juegan entre sí y, a su vez, tampoco coinciden con los anteriores bodrios.

El óvalo Grau y sus palmeras momificadas

Siguiendo con el recorrido, calles abajo nos topamos con el Óvalo Grau y sus palmeras momificadas con papel platina dorado y unas figuras de alambre y luz que parecen robadas del Masaris. Por si fuera poco, y contra toda lógica, la municipalidad pretendió combinar esta parafernalia de objetos dudosos con un árbol de navidad esquelético al que unió a dos palmeritas por medio de una sarta de luces que cuelgan desgraciadamente desde una estrella que más parece un nudo. Aquel trabajo, junto al pepino erguido del Parque Infantil que emula a un pino navideño, se lleva las palmas de estas fechas. Jo, jo, jo.

El óvalo Grau y sus figuras de alambre.

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