Mi problema con el fútbol peruano
Acabo de ver la última fecha del campeonato de fútbol peruano, ahora llamado Liga 1. Hace tiempo dejé de seguir el fútbol de mi país y por tanto de alentar a cualquier equipo. Las razones son muchas, pero todas se pueden resumir en la falta de competitividad. Y es que comparada a las ligas de otros países vecinos (no se diga Argentina o Brasil, pero sí Colombia, Ecuador o Chile) la de Perú es vergonzosa: estadios que parecen de tercera división, equipos que quedan últimos en todos los torneos internacionales, futbolistas famosos por sus borracheras e infidelidades y contiendas plagadas de faltas y con pocos goles.
![]() |
El actual campeón. |
Yo solía ser hincha de Universitario. No sé si fue una elección personal o influyó mi familia por parte de padre, que son fervientes seguidores del equipo. Sin embargo, con el tiempo tuve que sincerarme. Ver los partidos de la U no me producía otra cosa aparte de sueño. Durante algún tiempo pensé que la forma en la que jugaba podría explicarse mediante lo contingente: quizá en aquellos años había un director técnico muy conservador o, qué sé yo, el equipo era muy defensivo. Pero lo cierto es que por más que se cambiaban todos los elementos, como en la paradoja de Teseo, el barco seguía siendo el mismo. La U nunca iba a buscar los partidos, solo resistía y, ya si hay suerte, hacía gol. Hay quienes creen que esa es una virtud: “Es la garra crema”, proclaman. A mí no me gusta ese pensamiento. Creo que el principio de toda competencia es “que gane el mejor” y el mejor tiene que ser el que da más de sí; no el conspirador, el que está como un buitre campeando. “La U es la U”, dicen. Para mí la U es el “equipo sueño”.
Por otro lado, si yo quisiera ser hincha de un equipo “que emocione” tendría que ser hincha de Alianza Lima. Sí, Alianza se las juega mucho más que la U. Sin embargo, su imprudencia lo empuja a las peores cagadas. Por ejemplo, pasó de 2019, año en el que fue campeón del clausura; a 2020, cuando por poco se va al descenso, si no lo salva un reclamo en el TAS. Otra perla: Alianza es el club más antiguo en competencia, pero de acuerdo a la estadística es el equipo con el peor desempeño histórico en la copa Libertadores. Lo de Alianza va más allá de toda lógica. Pueden ir muy cucufatos en octubre encomendados al Señor de los Milagros y, sin embargo, una vez un grupo de religiosos les robó el estadio. Eligen jugar la final de 2023 en su cancha para celebrar con su gente; no obstante, pierden frente a la U y apagan las luces, todos ardidos. Por otro lado, es un meme bien conocido que la camiseta de Alianza Lima da mala suerte. De hecho, en una ocasión un auspiciador de Alianza hizo una publicidad muy cojuda que terminó por acrecentar el mito: supuestamente la idea de los anunciantes era colocar por todos lados la camiseta de Alianza para "bloquear" a un rival de la selección, o sea a Brasil. Pero lo que se entendió fue que la camiseta de Alianza en realidad era una maldición que atraía la mala suerte a su portador. Así que si la U es el equipo “sueño”, Alianza es el equipo “risa”.
![]() |
La publicidad que involuntariamente contribuyó al mito de la maldición aliancista. |
En tercer lugar tenemos al Sporting Cristal, que vendría a ser el equipo más consistente. Cristal no aburre tanto como la U, ni hace tantas cagadas como Alianza. Por lo general suele agrupar buenos jugadores (recuerdo con especial cariño al equipo del 97). Sin embargo, su elitismo me desagrada un poco y, me parece, lo condena a la pequeñez. ¿Cuántos hinchas sinceros tiene el SC? Seguro que no muchos y la prueba está en el estadio en el que juegan, que es casi una cancha de barrio.
![]() |
¿Es este el estadio de un equipo de primera? |
En fin, hoy fue la última fecha del campeonato peruano de fútbol. Intenté ver el partido de la U porque mis tíos lo estaban comentando en nuestro grupo de Whatsapp pero, para variar, me aburrí rápido y cambié al de Alianza, que jugaba en simultáneo. Cómo debe de ser mediocre el nivel de la liga que la U campeonó sin ganar ni hacer goles y Alianza, que esperaba que la U pierda, se olvidó que tenía que ganar su partido con el Cusco FC y acabó humillado en su propio estadio. Entonces es cuando decidí escribir este post, mientras veo a los hinchas de Alianza gritarles enfurecidos a sus dirigentes; a Paolo Guerrero, caminando derrotado, pensando que quizá no debió dejar la UCV. A la par escucho los audios de mis tíos, en Lima, borrachos y alegres, entonando cánticos en honor a Universitario de Deportes, el equipo de sus amores.
Comentarios
Publicar un comentario